EL CONFIDENCIAL – 17/10/16
La entidad financiera está actualizando los objetivos que se marcó en su hoja de ruta 2015-2018 por la brusca caída derivada de los bajos tipos de interés
El histórico descenso de los tipos de interés está haciendo estragos en la banca. Si hace tres semanas fue Banco Santander el que advirtió de que no conseguiría cumplir con sus previsiones de beneficio, fuentes financieras aseguran que el próximo en seguir sus pasos será CaixaBank. El grupo dirigido por Gonzalo Gortázar ha confirmado que está analizando internamente una revisión de su Plan Estratégico 2015-2018, que llevará aparejados un ajuste a la baja de la rentabilidad esperada y una revisión de los beneficios.
‘Ser líderes en confianza y rentabilidad’ era el lema con el que CaixaBank se presentó ante los inversores en marzo de 2015 con el objeto de cuadruplicar el ROTE o la rentabilidad sobre recursos propios tangibles. El banco comunicó en aquella reunión en Londres ante los más importantes gestores de cartera del mundo que este ratio se situaría entre el 12 y el 14%, frente al 3,4% del que partía en ese momento. En términos de ROE, el objetivo al que se comprometió oscilaba entre el 10 y el 12%, frente al 2,7% con el que había cerrado en 2014.
Pero, según reconocen fuentes oficiales de CaixaBank, alcanzar esos objetivos se ha vuelto imposible, porque los ingresos están yendo por debajo de lo calculado debido a la caída hasta el 0% de los tipos de interés en la eurozona. Pese a que la entidad ha conseguido mantener los gastos a raya y bajar paulatinamente las provisiones destinadas a la deteriorada cartera inmobiliaria, los menores ingresos por la brusca caída de los márgenes la obligarán a ajustar sus pretensiones.
Gortázar ya está trabajando con el equipo financiero en la actualización del Plan Estratégico 2015-2018 y ha confirmado a los principales bancos de inversión del mundo que los números estarán por debajo de lo previsto. La pregunta es cuánto. Los últimos informes de brókeres como Bank of America Merrill Lynch, Morgan Stanley, JP Morgan y Credit Suisse, a los que ha tenido acceso El Confidencial, estiman un ROTE medio del 9%, lo que supondría un ajuste de entre el 25 y el 35% respecto al incremento de hasta entre el 12 y el 14% anunciado por la entidad.
En CaixaBank creen que esa estimación de los analistas es quizá demasiado extrema y, aunque no pueden concretar ninguna cifra hasta que la actualización del plan esté completada, consideran que el ajuste será menor. Sobre todo porque el 50% de los ingresos procede del negocio de bancaseguros, más estable que los de la actividad tradicional de tomar y prestar. En cualquier caso, los expertos de estos brókeres calculan que el ROE, el mejor indicador para medir la salud de la institución, apenas estará en el 7%, muy lejos del entre 10 y 12% al que aspiraban los gestores del banco con sede en Barcelona.
Menos costes
La cuestión que los expertos ponen encima de la mesa es cómo corregir este desfase si, como parece, no se prevé una subida agresiva de los tipos de interés. La clave, según las fuentes consultadas, es trabajar sobre los costes. En CaixaBank son conscientes de que, además de la rentabilidad, tampoco van a llegar al objetivo prometido de rebajar el ratio de eficiencia —los euros que gasta por cada 100 que ingresa— desde el 54 hasta el 45%. A punto de finalizar 2016, el banco sigue por encima del 53%, y ninguno de los informes de Bank of America Merrill Lynch, Morgan Stanley, JP Morgan y Credit Suisse prevén que esta otra vara de medir la rentabilidad esté por debajo del 53% en 2018.
Por tanto, CaixaBank tendrá que revisar los costes, principalmente los de su extensa red de sucursales. La entidad se ha gastado cerca de 2.000 millones de euros en los últimos años en reducir su plantilla tras las adquisiciones de Banca Cívica, Banco de Valencia y Barclays. Este mismo año, ha anunciado planes voluntarios de baja para unos 1.000 empleados. Pese a todo, tiene la mayor red de sucursales de España, con más de 5.000 puntos de venta. Al mismo tiempo, según denuncian los sindicatos, el grupo somete a una alta presión a los directores de oficina para vender productos cruzados con el objetivo de extremar la eficiencia.
El resumen es que la cotización del banco ha caído este año un 22% —32% en los últimos 12 meses— y que los analistas no le dan mucho recorrido al alza al valor, al situar los precios objetivos de CaixaBank entre los 2,20 y los 2,50 euros por acción. Todo un problema para sus miles de inversores particulares y para Criteria, el ‘holding’ de la Fundación La Caixa, a quien el Banco Central Europeo (BCE) obliga a reducir su participación en el banco cotizado desde el 49% actual hasta el 40% antes de finalizar 2017. A menor precio de la acción, más dificultades tendrá para vender esta participación, más teniendo en cuenta el descenso del valor de la cartera de inversiones de Criteria y la deuda que arrastra.
Desde el banco se puntualiza que en los últimos dos años sí se han conseguido los retos que se propuso de mejorar la reputación, de progresar en la digitalización —lanzamiento de Imagina Bank— y en el mejor uso del capital tras el traspaso de varias participaciones financieras a Criteria.